Hoy, Lunes 19 de marzo de 2018, se celebra en España el Día del Padre y el santo de todos los Pepes, en homenaje a San José, el Padre Putativo (PP) de Jesús de Nazaret. Petit homenaje a todos los progenitores orgullosos de decir en voz alta: “Yo soy tu padre”.  

   Carpintero de profesión y cristiano avant la lettre de confesión, José, el padre terrenal de Jesús, que no tuvo ni arte ni parte en la concepción del Mesías, casi repudió a María por la “jugarreta”; pero eso sí, de haberlo hecho, según el evangelio de Mateo, hubiera sido en secreto porque el hombre que se convertiría, con el tiempo, en el “Santo del silencio” (a partir del 19 de marzo de 1621) y en el patrono de la iglesia Universal (el 19 de marzo de 1889), era justo y no quería que María muriera apedreada como castigo impuesto a las mujeres adúlteras, según la Ley en vigor, en aquella época (insisto, en aquella época). Crónica sentimental de una muerte anunciada y de la Sagrada Familia.

   Aunque no se sepa mucho de la vida de José antes de ser padre, todo el mundo concuerda en que naciera en Belén, fruto del amor consumido (dentro del “matrimonio” de la época) entre Jacob o Santiago, según los textos de referencia, y (la futura Santa) Juana. Según los evangelios, José era “artesano” y, con el tiempo, se concretó su profesión a la de carpintero. De ahí, su patronazgo de los obreros/artesanos (celebrado, en algunos países, hoy en día, el 1 de mayo) y de los carpinteros (que daría pie posteriormente a la tradición de las Fallas en Valencia), además del de la Sagrada Familia por proteger a su familia de adopción.

   Gracias al mensaje del Ángel de Dios que José recibió en sueños, el humilde artesano de Belén de Judea descartó rápidamente la idea de repudio al comprender que su supuesto rival no era otro que el mismísimo Espíritu Santo, que el honor y la virtud de María no estaban manchados por el pecado (denominación de origen cristiana que los futuros Papas se encargarían de teorizar más tarde) y que su hijo adoptivo “salvaría a su pueblo de sus pecados”. Hasta el día de su muerte, el futuro santo, el único que no dice ni “mu” en la Biblia, cumpliría con su misión de protección de María y de Jesús contra las agresiones exteriores: primero, de los ataques de Herodes el Grande llevándoselos a Egipto y, segundo, del hijo del monarca déspota fallecido, volviendo discretamente en tierra de Israel, más concretamente, en Nazaret, en la región de Galilea.

   Si se desconoce la fecha exacta de la muerte de José de Nazaret, se considera que murió un 19 de marzo, después de que Jesús cumpliera los 12, pero antes de que se convirtiera en un personaje público. Después de pasar casi desapercibido durante la Edad Media, su suerte cambió poco a poco, a partir del siglo XIII, gracias a Francisco de Asís y sus franciscanos al verle como un dechado de fidelidad (en su caso, más bien, ¿castidad, no?) y obediencia. Durante el siglo XVI, Teresa de Ávila retomó el tema al contar su experiencia mística con José en su Libro de la Vida (pero aún así, se llamaría Santa Teresa de Jesús y no de José). Pero el punto de inflexión llegó cuando Pio IX lo proclamó patrono de la iglesia universal, en 1870.

   Finalmente, esta crónica nos da pie a preguntarnos porqué los Josés se llaman Pepes. Hasta conseguir imponer su religión monoteísta y oficializarla, la iglesia católica tuvo que luchar durante siglos y, por lo que se ve, sus fieles seguidores perseguidos se las ingeniaron para inventar códigos secretos y poder así expresar su fe sin que les pillasen. En el caso de José, se dice que se representaba con las dos iniciales de “Pater Putatibus” (Padre Putativo), es decir, Pepe. Si la teoría suena muy bien y casi convence, podemos preguntarnos porqué solo los Pepes existen en lengua española... y, ya puestos, ¿por qué se dice “dormir como un pepe”? Aiiiii, definitivamente, los caminos del Señor son inescrutables...

   ¡Feliz Día del Padre (¿Putativo?)!

PD (nº1) histórica: El Día del Padre se celebró por vez primera en EE.UU., de manera aislada, el 19 de junio de 1910, en un barrio de la ciudad de Washington, más exactamente, en la casa de Sonora Smart Dodd que quería rendir homenaje a su padre viudo, el día de su cumple, por ocuparse, solo y de manera ejemplar, de sus 6 hijos. La prensa local se hizo eco de la noticia y, poco a poco, la idea circuló por todo el país hasta llegar en las altas esferas del poder. En 1924, el 30º presidente de los EE.UU., Calvin Coolidge, intentó imponerlo como fiesta nacional, pero no consiguió reunir los votos suficientes. Lyndon B. Johnson lo conseguiría en 1966 y Richard Nixon lo elevaría a rango de día festivo, celebrado el tercer domingo de junio (o sea que tampoco es para tanto), en 1972.

PD (nº2) patria: En España, la primera celebración del Día del Padre se debe a Manuela Vicente Ferrero, una maestra de la Dehesa de la Villa, que, en 1948, decidió homenajear a los padres de sus alumnas con regalos hechos a mano por las niñas y una misa celebrada -como no- el 19 de marzo. Después de repetirlo 3 años consecutivos, Radio Nacional la invitó a contar su historia en directo y José (¿será casualidad?) Fernández Rodríguez, el entonces presidente de las Galerías Preciados, no tardó ni un segundo en ver el potencial comercial de la iniciativa. Al año siguiente, lanzó una campaña publicitaria a nivel nacional, seguido de muy cerca por su “mejor” enemigo, Ramón Areces, el fundador y entonces director de El Corte inglés. Desde entonces, esa tradición ha entrado en nuestro sagrado corazón.

PD (nº3) cinematográfica: Según una encuesta realizada por la web LoveFilm, el inesperado “Yo soy tu padre” de Darth Vader, en “El Imperio contraataca”, seguiría siendo la frase más memorable de la historia del cine del siglo XX, dejando como una zapatilla al “Tócala otra vez, Sam” (o “Play it again, Sam!”) de Humphrey Bogart en “Casablanca”.

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