Podría haber escogido cualquier otro seudónimo pero acabó siendo El Cuellilargo sin otra razón que alejarse de la grandilocuencia de las cabeceras periodísticas convencionales, como El País, La Vanguardia, El Mundo… “Así que buscando algo menos usual y más random, se me ocurrió Cuellilargo, que incluye cierta connotación antisistema”. Un dragón del jurásico tardío, que vivió hace 160 millones de años. Un portento de la naturaleza, dotado de un pescuezo cuya longitud le permite alcanzar cualquier altura y asomarse a ella. La atalaya perfecta para otear la realidad al detalle.

   Pol Andiñac (retratado aquí), agitador youtuber, ya apuntaba maneras en sus tiempos de estudiante de instituto. Inconformista y respondón, nunca fue un quejica sin argumentos. Recuerda el “Manifiesto contra las prácticas abusivas de los profesores”, que redactó con 18 años exigiendo a los docentes un cambio de actitud ante ciertas normas que se le antojaban desmedidas, “como que solo por llegar tarde ya estaban llamando a casa y otras prácticas que caían en el abuso de poder”, recuerda. “A la mayoría de los maestros no les gustó nada, y al Jefe de Estudios menos todavía, pero no me castigaron. De lo que deduzco que lo leyeron y hubo reflexión”. Un desenlace perfecto que le mostró las ventajas de la protesta serena, tono que sigue practicando en cada uno de sus alegatos, siempre relacionados con la política, la justicia social, los conflictos bélicos, la legalidad y cualquier denuncia documentada y razonada.

   Una ojeada por el canal, El Cuellilargo nos deja los siguientes titulares: “El Mapamundi miente (y por qué tengo el mapa al revés)”. “Islam. ¿Qué diferencia a sunnitas y chiitas?”. “¿Es España un régimen fascista?”. “¿Por qué no estalla una revolución ya?”. “Toda la manipulación de los medios españoles”. “¿Qué está pasando en Siria?”. “Caso La Manada. La sentencia de una justicia feminicida” o el reciente “Alsasua”, que ha sido visto 138.000 veces.

   Antes de ser Cuellilargo, Andiñac y dos compañeros estudiantes de periodismo como él, armaron una página llamada Emprenyadorxs, que incluía artículos y vídeos en una línea muy parecida a la que sigue hoy con su canal. “Estuvimos dos años, pero aquello no terminaba de arrancar, así que encontré trabajo en PlayGround, como redactor de vídeo, y ahora, dos años después, volví a mi página. Cambié el nombre y parece que esta funcionando mejor”. El plan nunca fue ganar dinero, detalle que provocó la dispersión del grupo. “Algo muy comprensible porque echábamos muchas horas a cambio de nada. Al final me quedé yo pensando: "como no encuentro curro, antes de trabajar gratis en un medio carroñero que no paga, pues trabajo gratis para mí”. La gran suerte y una de las razones por las que más le gustan de este trabajo, es que tiene absoluta independencia. Puede escribir lo que quiera, del modo que quiera y darle la extensión que quiera.

   Ese albedrío tiene un precio: la dificultad de que El Cuallilargo sea rentable. “Rechazamos a los grandes inversores y marcas de publicidad. Solo rendimos cuentas a la audiencia para ofrecerles el mejor producto posible”. 54.406 suscriptores, que Pol imagina como un colectivo heterogéneo acostumbrado al lado crítico de las cosas. Gente interesante, curiosa y crítica, con la que el youtuber quiere establecer un enriquecedor intercambio de opiniones.

   El Cuellilargo tiene la cara y la voz de su “amo”, que no se oculta ante los posibles contrincantes. Aunque asegura que le duelen las malas valoraciones, con el tiempo ha aprendido a distinguir la crítica del insulto: “Después hay que aprender a lidiar con los trolls, algo más complicado, porque sus porque sus reproches son a veces falaces, como poner en mi boca cosas que jamás he dicho”. El Cuellilargo es un animal con alma, y cuando le pinchan, siente que le duele, aunque sabe que su trabajo lleva incorporados esos daños. Por suerte, Pol Andiñac es un muchacho ocupado cuyo tiempo no le alcanza para leer todo lo que se dice sobre él.

   “Vales mucho más que tu productividad. Notas de amor anticapitalistas”, dice la portada de la cuenta de Twitter de Andiñac. Solo nos fata añadir que El Cuellilargo es un romántico. 

                                                (De Sol Alonso, el 12 de junio de 2018) 

Referencias útiles:
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