Cuando a Mario López (a la izquierda, en la ilustración) le preguntaban qué quería ser de mayor, su respuesta siempre era: astronauta. Hoy, este gallego de 34 años, trabaja durante el día en la comunicación, y por la noche acude puntualmente a su cita con su querido cosmos. Junto a él, alza también la mirada el madrileño y veinteañero Roberto Bravo (a la derecha, en la ilustración)  un estudiante de física y de administración de empresas, que contagió tanto a sus vecinos de Alcalá de Henares su pasión por el espacio, que un día le propusieron organizar una quedada en la plaza para observar la Luna. Fue el comienzo de AstroAfición, una iniciativa fundada por Roberto en 2009, con Mario coordinando las actividades, y el objetivo común de divulgar y mostrar el cielo de Madrid como nunca. El próximo 11 de agosto llegará uno de sus momentos favoritos del año, las famosas Lágrimas de San Lorenzo, también conocidas como Perseidas, una lluvia de estrellas que ilumina nuestro firmamento y alienta nuestros deseos en las cortas noches de verano.

   Este encuentro es sólo una de sus muchas propuestas. En su afán de compartir lo que saben del techo que a todos nos cubre, imparten cursos de astronomía, hacen tours estelares, observaciones astronómicas, actividades para colegios (en los que comprueban como la mayoría de los niños madrileños no han visto en su vida la Vía Láctea), eventos para empresas o fines de semana difíciles de olvidar. Ellos sin duda lo llevan en la sangre, y saben transmitir su emoción a clientes tan variopintos como curiosos, iniciados en el mundo de la astronomía, auténticos expertos o absolutos novatos que, según Mario, siempre se enganchan.

   Es lo que le pasó a él una noche de agosto de 1992, cuando su padrino le llevó a un monte cerca de Ribadeo a observar el cielo para explicarle que las Perseidas se producen cuando la Tierra cruza la estela de un cometa. Dice Mario que entender que lo que se observa lleva ahí miles de millones de años, te cambia, pero desgraciadamente son pocos los que se paran a observarlo. Entonces, cuando lo hacen y más aún cuando escuchan que aquella manchita es la muerte de una estrella, que será lo que le pase al Sol en miles de millones de años, y que a su vez, todo empezó así, por la muerte de otra estrella, se dan cuenta de la inmensidad del espacio y del minúsculo y a su vez determinante papel que jugamos en él.

   En nuestro sistema solar hay muchos objetos y entre ellos están los cometas. Para explicarlos, Mario nos pide imaginar un cubito de hielo con minerales y metales. Cuando estos objetos celestes, por la fuerza de gravedad que ejerce nuestro Sol y Júpiter -el planeta más grande de nuestro sistema solar-, se acercan a nuestro astro por excelencia, su calor hace que vayan perdiendo materia, dejando restos flotando en el espacio que o bien se funden por completo, o bien, si logran esquivar el Sol, vuelven a salir disparados en un viaje del que somos testigos una vez al año, cuando la órbita de la tierra cruce esta zona. Es entonces cuando estas partículas del cometa entran en contacto con la atmósfera terrestre, que como nuestro paraguas protector, calcina estos fragmentos al friccionar con el aire y precisamente es esta desintegración la que provoca un brillo que los antiguos pensaron, eran estrellas fugaces.

   En este caso lo que vemos son los restos del Swift Tuttle, un cometa descubierto en 1862 por los astrónomos estadounidenses que le dieron nombre, Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle, y que completa una órbita alrededor del Sol cada 133 años, siendo en 1992 la última vez que pasó cerca del astro rey. Pero, además de lluvia de estrellas, los hay que hablan de Perseidas, porque la situación de su zona radiante coincide con la constelación de Perseo, y otros de las Lágrimas de San Lorenzo porque el día de máximo apogeo estelar coincide con el 10 de agosto, fecha que conmemora al mártir español quemado en la hoguera -concretamente ¡en una parrilla!-, en la Roma del año 258.

   Creyentes o no, lo cierto es que la contaminación lumínica de Madrid dificulta la observación de estos objetos celestes. Mario cuenta que, cuando llegó a la capital y vivió su primer anochecer, casi tuvo un trauma al darse cuenta de que en la Villa no oscurecía nunca, sino que atardecía eternamente, pues las luces de las farolas, los coches, las viviendas y los focos que iluminan edificios y directamente al cielo, provocan una campana anaranjada que se ve hasta a 300 kilómetros de distancia, y claro está, un cielo naranja brillante, por bonito que parezca, ni es natural ni ayuda a ver las estrellas.

   Para remediarlo, los chicos de AstroAfición siempre se alejan al menos una hora en coche de Madrid, y este año han elegido el Parque Natural de las Navas del Marqués, en Ávila, y Yebes, en Guadalajara, un municipio en el que Mario tuvo su primera gran visión celestial. Aquella noche el joven aficionado vio un bólido, es decir, una masa de materia cósmica brutal (ver PD), que provocó tal resplandor que él, que extrañamente estaba mirando al suelo, vio su sombra proyectada y pudo girar la cabeza a tiempo para llegar a ver como rompía creando una pequeña nube verde -por el cobre del meteoro-, que flotó en el cielo más de 15 minutos. Ocurrió en 2009, poco después de la creación de su AstroAfición, y desde entonces, cada verano, cuando observan las Lágrimas de San Lorenzo, Roberto y Mario piden el mismo deseo: que la gente levante sus cabezas, pues para ver una estrella fugaz, te tiene que pillar mirando.

   ¡Felices Perseidas! y ¡que la AstroAfición te acompañe!

PD: Los meteroides son los fragmentos de cuerpos que flotan en el espacio y que pasan a llamarse meteoros al entrar en la atmósfera, y al tocar tierra los conocemos como meteoritos, pero cuando este meteoro es muy intenso, se le llama bólido.

                                          (De Lidia Martín, el 07 de agosto de 2016)

Referencias útiles:
LAS LÁGRiMAS DE SAN LORENZO CON ASTROAFiCiÓN

¿CUÁNDO? Desde finales de julio al 22 de agosto aproximadamente, aunque el momento de mayor esplendor llegará a las 13h del Jueves 11 de agosto de 2016, pero al ser de día, la cita más esperada será la noche del 11 al 12 de agosto entre medianoche y las 4h de la madrugada.
PD: Dicen además que será uno de los mejores años, pues la órbita del cometa pasó cerca de Júpiter provocando una perturbación que aumentará al doble de lo normal los meteoros de nuestra increíble visión.

¿QUÉ? Observación de las Lágrimas de San Lorenzo o Perseidas, la más famosa lluvia de estrellas.

¿DÓNDE? AstroAfición nos llevan del Lunes 08 al Jueves 11 de agosto a Yebes, en Guadalajara; y del Viernes 12 al Domingo 14 de agosto de 2016, a las Navas del Marqués en Ávila.

¿CUÁNTO? 26 euros si te acompañan los guías de AstroAfición mostrándote cada detalle de este fenómeno mágico en un lugar sin contaminación lumínica.

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