Las golosinas se disfrutan con los cinco sentidos. Al llegar a Caramelos Paco, antes incluso de que el olor a almíbar nos abrace con solo empujar la puerta, su escaparate, un dulce mosaico de todos los colores, sabores y formas, nos obliga a abrir tanto los ojos que hasta se paraliza el  parpadeo. Le dicen el Disney de las chuches, y no exageran nada.

   El caramelo. Algo tan sencillo como eterno. Se inventó en 1820 en Estados Unidos con la idea de obtener algo barato, fácil de elaborar y que resultara energético en deprimidos tiempos de contienda. Y, una década después, cruzó el charco para endulzar el paladar del Viejo Continente.

   Para su elaboración, solo hace falta calentar azúcar, moverlo a fuego lento hasta su disolución, buscar la forma que uno quiera darle antes de que se endurezca del todo, dejar que se enfríe y llevarlo a la boca para que se vuelva a diluir. Polvo de azúcar, eres, y en saliva te disolverás. El placer está precisamente en cerrar el círculo. 

   Arrancaba la década de los 30 del pasado siglo cuando el primero de los Pacos, Francisco Moreno Redondo,  abrió su tienda de ultramarinos en la calle de Toledo, ya entonces una zona próspera para los negocios que se iba llenando de vistosos comercios y, según Benito Pérez Galdós, era “la calle más pintoresca y bonita del mundo”. Entre los comestibles, se vendían confites. Poco a poco, la oferta se adaptó a la demanda y el amplio escaparate también. El establecimiento se fue especializando en caramelos y bombones hasta convertirse en el paraíso del goloso, adulto, joven y niño.  Año 36. Este país se merecía un dulce.

   El segundo de los “Pacos”, Francisco Moreno Vicente también se apuntó al dulce bombardeo familiar, encargándose de la publicidad. Cuando el padre se desplazaba a entregar pedidos, el hijo le acompañaba armado de un pincel y una lata de alquitrán, para pintar en cualquier piedra del camino “Caramelos Paco”. Un clásico del marketing salvaje avant la lettre.

   Con el segundo de la saga al timón del negocio, Caramelos Paco abrió tienda en Cuba, comenzaron a fabricar artesanía en azúcar glasse, y ampliaron el negocio con el local de enfrente, Fiestas Paco, donde hoy en día, se vende todo para la fiesta: caretas, antifaces, disfraces, pelucas, globos, piñatas, artículos de broma…     

   En cuanto al tercero de la saga, Francisco Moreno Herguido, que tiene 31 años, agradece el dulce legado de su padre y abuelo, pero sabe que cualquier negocio sobrevive solo si sigue el ritmo de los tiempos. Bajo su empalagoso reinado, el negocio se ha hecho fuerte en internet, con importante venta online, mientras el catálogo ha crecido en sabores incorporando caramelos de calimocho, mojito, sidra, carajillo o café irlandés, por supuesto sin alcohol. Además, sabiendo que a nadie le amarga un dulce, se hacen también sin gluten y  sin azúcar. El 80% de los que se venden hoy en día, llevan edulcorante. Perfectos para diabéticos y enemigos de las calorías de más. Los dentistas de momento, no se han pronunciado.

   Se dice que es el local con más caramelos por metro cuadrado, y aunque contarlos uno a uno sea de todo punto imposible, el inventario alcanzaría el millón. Hay Chupa-Chups normales y gigantes, con 20 pirulís en su interior, piruletas con mensaje, gominolas y otros masticables, nubes, chicles, peladillas, grageas, regalices y cajas de palulú. Caramelos en forma de jamón, de martillo, con los escudos de los equipos de la liga española, alargados y coloreados en mil rayas. Caramelos de violeta, y los bastones gigantes típico premio de tómbola de feria. Chocolates en forma de moneda, tabletas, figuritas, y puros de chocolate para bodas.  Todo con cuidadísimos envoltorios, incluso con mensajes publicitarios. Entonces, cuando toca cambiar el abigarrado escaparate (lo hacen una vez al año), emplean nada menos que dos meses.

   Lo único salado, que aunque en minoría también tiene su hueco, son las galletitas, las pipas y los crujientes frutos secos. El personal, además, procura que el cliente se sienta entre algodones… de azúcar. 

                                  (De Sol Alonso, el 02 de septiembre de 2014)

Referencias útiles:
CARAMELOS PACO
Calle de Toledo, 53-55
28005 Madrid
913 540 670
M La Latina

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